Asamblea de abril: Cuidar el clima de alegría y cordialidad
Si logramos este objetivo, aunque sea en parte, cambiaremos en algo la vida de quienes integramos esta comunidad.
Escuchar no solo lo que se dice sino también registrar lo que el otro necesita y estar “disponible”.
Ver a quien tengo en frente a través de sus ojos. ¿Qué hay detrás de un enojo o de un no puedo?
Una sonrisa de recibimiento compartida puede marcar el inicio del día.
Cuidar la forma en la que expresamos nuestros desentendidos ayuda a la resolución de conflictos.
Cuidarnos entre todos no nos asegura una vida sin problemas pero nos ayuda a atravesar acompañados los pesares y compartir las alegrías las potencia y multiplica.
Un clima de alegría y cordialidad sólo se consigue con el aporte de todos.
Implica una actitud positiva y lo bueno es que es contagiosa.
Necesita observación, registro, escucha, silencios, serenidad.
Qué difícil parece todo esto en medio de horarios, apuros, exigencias, metas a cumplir, preocupaciones…
Difícil pero no imposible. Pequeños pasos, gestos, actitudes que se vayan desparramando. Como la piedra que al caer en el agua abre círculos interminables.
Que nos gane el anhelo de conseguirlo para que nuestro colegio y nuestras familias sean un lugar a donde vale la pena llegar.
La familia es el lugar por excelencia donde es necesario un clima de alegría y cordialidad.
También es el espacio de contención en el que podemos compartir los dolores, frustraciones, enojos. Una escucha atenta alivia y acompaña. Puede ayudar a que no nos quedemos pegados a situaciones conflictivas. Para que esto suceda hace falta “disponibilidad”.
La conexión con lo bueno que nos pasa puede lograr este clima de alegría y cordialidad.
Les proponemos instalar la costumbre de compartir en familia la “buena noticia”.
Por duro que haya sido el día siempre hay una buena noticia.
Suerte en esta tarea que comienza cuando los hijos nacen y dura toda la vida.