La formación del corazón y la mente para inclinarlos hacia el bien supone muchas cosas.
Es enseñar a discernir entre lo que está bien y lo que está mal.
Es transmitir una visión positiva de la vida.
Es despertar emociones que provoquen una autoimagen positiva.
Es ayudar a descubrir todas las facultades, capacidades y dotes humanas y a utilizarlos al máximo.
Es aprender a:
- Aceptarse a uno mismo.
- Ser uno mismo.
- Olvidarse de sí mismo en el amor.
- Es comprometerse con una causa en la que uno puede creer y a la que pueda consagrarse.
- Es dar la oportunidad de pertenecer a una comunidad de personas donde se comparte lo más valioso que poseen: Ellos mismos.