¡Bienvenidos a bordo!
Hace algunos días atrás, como todos los años en el mes de febrero, realizamos una jornada de capacitación a cargo de profesionales de la educación. En ella, junto con todos los docentes del colegio, evocamos recuerdos y pensamos símbolos que reflejaran estos últimos dos años. Uno de los grupos eligió como imagen, el de una embarcación, precisamente un barco. ¿Con qué embarcación se identificaría cada uno de ustedes si tuvieran que pensar en estos últimos años? ¿Sería un velero, un bote a remo, un catamarán, un buque de carga, o por qué no un pequeño optimis? Quizá todos o muchos de ellos, según el momento o situación.
Recordando el inicio del 2020, imagino que una posible embarcación que visualizo, sería un barco grande, el del Southern Cross, preparándose como todos los años, para soltar amarras y salir al mar. Todos los tripulantes listos, a tiempo, con un rumbo previsto y un horizonte prometedor. Zarpando un día de sol, esperando una navegación apacible. Quizá, por momentos con alguna lluvia, algo de neblina y aguas inquietas, pero con la tranquilidad de que después de cualquier tormenta siempre llega la calma.
Pero como todos sabemos, el mar es cambiante e impredecible. Así fue como nos sorprendió cuando llegó la gran tempestad. Una pandemia que nos golpeó fuerte. Provocando una gran incertidumbre, propia de la vida cotidiana, pero de la que no siempre tenemos conciencia. El bienestar físico y la salud se pusieron en un primer plano. Rompimos con la ilusoria seguridad sumergiéndonos en un mar de dudas, miedo y ansiedad. Temimos por momentos estar a la deriva pero también apareció la valentía, la creatividad, la paciencia y la confianza que actuaron como anclas dando seguridad.
Navegamos el barco. Perdimos de a ratos la brújula y creímos que podíamos ahogarnos. Pero no. Fuimos navegando en aguas cambiantes descubriendo que podíamos hacerlo. ¿Qué lo hizo posible? Seguramente no fue un único factor, pero sin duda, haber estado a bordo de la misma embarcación fue un denominador común determinante. Todas las personas que subimos a este barco desplegamos recursos personales y profesionales para navegar con confianza. Capitanes que marcaron el rumbo preciso pero a la vez cambiante, siempre tratando de escuchar al resto de la tripulación; Tripulantes adultos que trabajaron arduamente, contuvieron y cuidaron. Pequeños tripulantes que aportan la alegría y lo más sabio que a veces los adultos olvidamos: estar conectados con en el presente e ir resolviendo una cosa a la vez. ¡Gracias chicos! ¡Gracias a todos!
Este año, empieza con la posibilidad de estar todos acá presentes. Nuevamente embarcando. Estamos compartiendo este inicio escolar todos juntos y así queremos estar durante el año. Acompañándonos.
Algunos de nuestros objetivos institucionales para este 2022 tienen que ver con la presencia. Queremos cuidarla, establecer nuevos acuerdos y pautas para mejorar la convivencia y la comunicación. Reforzar la identidad del colegio: promover la reflexión, la escucha, el afecto y la contención. Profundizar e incentivar la innovación educativa, fomentar el trabajo en equipo y consolidar grupos de trabajo.
La pandemia nos mantuvo aislados físicamente pero validó la importancia de estar con otros, de hacer comunidad y de trabajar en equipo. En las reuniones de familia, se habló de afianzar a los grupos, a los amigos ,de generar pertenencia y trabajar en equipo.
Somos tripulantes de este nuevo barco que está zarpando. Cada uno es protagonista en el rol que le toca. Seguramente, si logramos acompañarnos, respetarnos y valorarnos, será mucho más fácil, levantar la cabeza, mirar al cielo y encontrar la cruz del sur que siempre nos guía
¡Bienvenidos a bordo! Les deseamos un excelente 2022